
¿Cuántas veces te encontrás atrapado haciendo algo que no querías hacer solo por satisfacer al otro? ¿Sos de las personas que piensan que por decir “NO” las van a valorar menos o que vas a ser objeto de crítica?¿Sentís enojo con vos mismo por darle tu “SI” a otro y postergar tu vida y tus deseos? Si es así, este artículo es para vos.
Durante mis años de experiencia como Coach Personal he ayudado a mis clientes para que puedan manejar sus límites de una forma asertiva sin ser agresivo ni sumiso. Muchos de mis coaches se encontraban en distintas situaciones pronunciando un “sí” cuando en realidad querían haber dicho “no”, aceptando -casi sin pensar y en forma mecánica- satisfacer pedidos de otros en detrimento de sus necesidades.
En la mayor parte de los casos esto sucede cuando la mirada está puesta en los demás, no respetándose los espacios personales y teniendo miedo de las opiniones ajenas. Estas situaciones a menudo generan enojo, cansancio, agotamiento y carcomen la autoestima. Es por eso, que en las consultas suelo escuchar quejas tales como:
- ”Siempre el mismo tonto, no aprendo más.”
- “Todos se aprovechan de mí.”
- “Siempre quedo último.”
- “Nunca tengo tiempo para mí.”
Lo interesante de diseñar día a día quién queremos estar siendo es que muchas cosas pueden cambiar y esto también. Obviamente, el cambio no es mágico y lleva su proceso y trabajo interno. Abandonar la zona de confort donde siempre ocurren estas respuestas que desgastan no es tarea sencilla pero sí es algo posible.
Existen dos puntas para trabajar: la emocional y la práctica.
En cuanto a la primera, resulta útil respondernos las siguientes preguntas:
- ¿Cuánto dependo de la aprobación de los otros para sentirme bien conmigo mismo?
- Cuando yo me priorizo ¿siento culpa? Y si la respuesta es afirmativa: ¿para qué la siento?
- Si digo “SÍ” cuando quiero decir “NO”, ¿de qué me estoy perdiendo o qué cosas estoy evitando?
- ¿Hay algún referente en mi historia familiar con actuaciones de este tipo? ¿Qué me enseñó?
Como plan de acción, podemos plantearnos pequeños objetivos para modificar esta conducta.
En primer lugar, comenzar a tener registro de cuándo y cómo se presenta esta situación de aceptación contra tu deseo interno. En este sentido, identificar tus emociones asociadas a esta situación puede ayudarte a comprender la necesidad y la importancia de generar el cambio.
En una segunda etapa, cuando estés convencido de introducir una modificación en este comportamiento, la práctica de la asertividad, es decir, defender tus derechos sin ser sumiso ni agresivo, es un excelente recurso. Una técnica de asertividad muy efectiva es la de la “primera persona” que consiste en los siguientes tres pasos:
- Expresar lo que siento sin atacar al otro.
- Expresar cómo me gustaría que las cosas fueran de aquí en adelante.
- Cerrar el diálogo con una expresión de reconocimiento y valoración hacia el otro.
Como todo cambio, parece difícil al principio. Sin embargo, a medida que te entrenes, esta dinámica irá fluyendo con vos.
Tené presente que cuanto más te respetes, mayores posibilidades vas a tener de generar relaciones más sanas con los otros pero sobre todo con vos mismo.
Lic. Silvina Cecchi
Coach Personal y Nutricional certificado por el Instituto de Psicología Medica de la Universidad de Flores y la ICF.Miembro de la Asociación Latinoamericana de Ciencias del Comportamiento.